sábado, 29 de octubre de 2011

naturaleza: la gran maestra

margarita´s


mi jardín tiene varias instancias. la zona de "cuidados intensivos", en la cocina de casa, donde están los almácigos. ahí puedo seguir la germinación de las semillas minuto a minuto (casi literalmente), y los primeros riegos que, en esos brotecitos tan frágiles, son muy delicados.


las plantas que pasan exitosamente esta etapa, pasan a mi "vivero", que es el rincón del jardín justo afuera de la puerta de la cocina. allí las veo por la ventana, me alegran cada día, las puedo regar fácil, y hasta puedo investigarlas de noche en busca de algún depredador, sin demasiada dificultad.


cuando también se cumple esta etapa, las plantitas pasan a su lugar definitivo, que es a "campo abierto". ahí mi seguimiento ya no es diario, y por eso me someten a una continua sorpresa.


generalmente la sorpresa es más que agradable. las plantas crecen y crecen, florecen, dan frutos, germinan cosas increíbles en lugares insospechados... una verdadera fiesta.
pero a veces, la sorpresa es un bajón.


ayer fui en mi recorrida semanal a visitar a mis cosmos. hace 15 días los había plantado, y hace una semana, los había tutorado. largos ratos de paciencia y dedicación, saboreando interiormente su futura floración. 


¡qué pena ver los estragos que la falta de agua puede hacer! desde allí abajo los pocos que quedaban apenas verdes parecían despedirse de su fugaz vida.
¡qué bajón! sí, ¡qué bajón!


de todos modos los regué, porque siempre hay más vida que la que alcanzamos a ver. pero después me fui a sentar en un banco, dejando que sentimientos y pensamientos vagaran dentro mío, pareciendo alinearse en dos bandos, los del bajón y los de la esperanza.


yo los miraba en silencio, siendo sólo testigo de sus argumentos. mientras secretamente sabía que ella, la naturaleza, una vez más me estaba enseñando algo.
esperanza, perseverancia, paciencia...
porque en el jardín, como en todo, la paciencia todo lo alcanza...

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